23. Edición imágen



El niño, una vez se dio cuenta de lo que acababa de hacer, salió corriendo buscando un lugar donde esconderse de la multitud, ya que sabía que si lo veían en ese estado pensarían que estaba loco y lo llevarían a un reformatorio. Se le ocurrió ir hasta la casa de Ainoa, en la cual confiaba hasta tal punto que le confesó todo lo sucedido. Ella no supo que decir, le dejó ropa limpia y algo de comida mientras no llegaban sus padres a la casa. 


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